Lo que si está más que claro es que estamos ante la generación de oro de dicho país. Solo hay que ver lo que han pagado varios clubes europeos por alguno de sus jugadores.
Una de las claves de la llegada de esta generación de futbolistas es el programa que adoptó la federación belga en 1998. Este programa se denominó 'Topsport' y se basa en un modelo de tecnificación y búsqueda de la excelencia, en la que la que se monitoriza y se protege la evolución de las mayores promesas belgas de 14 a 18 años.
Por esas escuelas han pasado jugadores como Courtois, Defour, Lukaku, De Bruyne, Mertens o Witsel.
"En un país tan pequeño no puedes desperdiciar nada de talento", explica Browaeys, entrenador de categorías inferiores de la selección belga.
Bélgica ha pasado a ser uno de los mejores países en cuanto a fútbol base, gracias a dicho programa. También ha sido clave la mezcla de varias culturas y razas en un mismo territorio: "Desde pequeños fomentamos la integración. Mezclamos al que habla holandés con el que habla francés, a los de una ascendencia con otra. Eso nos da fuerza como equipo a la hora de construir química", sentenció Browaeys.
A está selección se le exige un resultado semejante como el que consiguió la Bélgica de México 86', que llegó hasta semifinales y solo pudo ser parada por Maradona y un partido un tanto polémico por decisiones arbitrales.
Ese combinado comandado por el mago Scifo y el cancerbero Pfaff, se caracterizaba por ser un bloque unido y con mucha experiencia, algo que se le achaca al combinado actual, que ha podido aprender de la prueba vivida en el pasado mundial de Brasil 2014 en el que alcanzaron los cuartos de final.
Los diablos rojos tienen que dar un golpe sobre la mesa en el próximo campeonato de Europa sino no se podrá hablar de la mejor selección belga de la historia.
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